La Autoridad de la Biblia

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra..”
2 Timoteo 3:16-17

A través de los siglos los bautistas han insistido en que la Biblia es la autoridad única, final y escrita para la fe y práctica cristiana. Ellos han resistido a aquellos que sostienen otra postura, incluyendo a los papas, reyes, obispos, pastores y maestros. Tanto las autoridades religiosas como las seculares han perseguido a los bautistas por este compromiso a la autoridad de la Biblia.

Los bautistas consideran la Biblia como autoridad

Los bautistas han considerado la Biblia como autoridad para la fe y la práctica por la naturaleza de la misma. Los bautistas han insistido en que la naturaleza divina de la Biblia es la base de su autoridad. Ninguna otra escritura se compara con la Biblia. La Biblia permanece única entre otras escrituras en que proviene de Dios y habla de Dios de manera singular.

Por muchos años de nuestra historia, los bautistas han aceptado la autoridad de la Biblia, basándose en la creencia en su naturaleza divina. Las Escrituras se citaban para validar las creencias y las prácticas bautistas sin mucho esfuerzo por “comprobar” la naturaleza divina de la Biblia.

Sin embargo, los bautistas y otros pueden señalar muchas evidencias de la naturaleza divina de la Biblia y su autoridad, tales como la unidad asombrosa de la Biblia a pesar de que fue escrita por varias personas a lo largo de cientos de años, el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento como por ejemplo en la vida y las enseñanzas de Jesús, la relevancia continua del mensaje de la Biblia durante siglos, el poder de su mensaje para transformar vidas y la sociedad, y las declaraciones dentro de la Biblia misma de ser la palabra de Dios.

La naturaleza de la autoridad de la Biblia

Los bautistas enfatizan que la Biblia es la única autoridad escrita para la fe y la práctica cristiana y rechazan que otras escrituras como credos, confesiones de fe, tradiciones, enseñanzas de teólogos y declaraciones de fundadores de denominaciones tengan la misma autoridad. Aunque los bautistas pueden adquirir conocimiento de algunos de estos documentos, y mostrar aprecio por los mismos, se rehúsan a aceptarlos como autoridad.

Algunos han acusado a los bautistas de adorar la Biblia por su estima extraordinariamente alta de la autoridad de la Biblia. Claro que no adoramos la Biblia; adoramos al Dios de la Biblia como la máxima autoridad. La Biblia es de autoridad para nosotros porque es de Dios y acerca de Dios.

Esta es una de las razones por la cuál los bautistas a menudo hacen referencia a la Biblia como nuestra única autoridad escrita. Dios es nuestra única autoridad. El Espíritu Santo inspiró a personas a escribir la Biblia para que, como dice The Baptist Faith and Message (La fe y el mensaje bautistas), fuera “tesoro perfecto de instrucción divina. Tiene a Dios como autor, la salvación como su fin, y la verdad, sin ninguna mezcla de error, como contenido.” Como tal, la Biblia llega a ser para nosotros una revelación de Dios.

Jesucristo es la revelación más completa de Dios. La Biblia revela a Jesucristo como el Señor de todo. El Señorío de Cristo y la autoridad de la Biblia van de la mano; no son contradictorios más bien son complementarios.

Los bautistas creen que el Espíritu Santo inspiró a personas no solo a registrar la verdad acerca de Dios sino también iluminó a personas a interpretar y aplicar la Biblia.

La Biblia es en su esencia una autoridad religiosa. Herschel Hobbs, un pastor-teólogo de renombre, en el libro The Baptist Faith and Message (La fe y el mensaje bautistas) en las páginas 24-25 dice, “La Biblia es primordialmente un libro de religión.” El explica, “Decir que la Biblia es un libro de autoridad no quiere decir que tenga autoridad sobre cualquier ramo de pensamiento humano. No tiene autoridad sobre la ciencia. No pretende tenerla.” Hobbs también escribe, “La Biblia nunca proclama ser un libro de texto de historia, literatura, filosofía, psicología o ciencia. Sin embargo contiene elementos veraces de todos estos y más.”

La autoridad de la Biblia está relacionado con otras creencias bautistas básicas

Como los bautistas consideran la Biblia como la única autoridad escrita para la fe y la práctica, la Biblia es fundamental para la doctrina bautista y la forma de gobierno eclesial. A lo largo de los siglos, las declaraciones de las creencias bautistas siempre han citado las Escrituras para validar cada creencia presentada.

Sobre la autoridad de la Biblia, los bautistas fundamentan sus creencias acerca de temas como la salvación por gracia por medio de la fe sola, el sacerdocio de todo creyente, la suficiencia del alma, el bautismo del creyente, la naturaleza simbólica del bautismo y de la Santa Cena, la membresía en la iglesia solo para los que han nacido de nuevo, el gobierno congregacional de la iglesia, la autonomía de las iglesias, la libertad de religión, y la cooperación voluntaria para las misiones y el ministerio.

Algunas de estas convicciones fundamentales se relacionan de manera especial a cómo los bautistas entienden e interpretan la Biblia. Por ejemplo, la creencia en la suficiencia del alma y el sacerdocio de todo creyente conduce a los bautistas a insistir en que cada creyente-sacerdote es competente para leer y entender la Biblia y que la oportunidad y responsabilidad de cada creyente-sacerdote para leer e interpretar la Biblia no deben ser delegadas a otros. De manera similar, los bautistas insisten en que ninguna otra persona o grupo de personas procure ejercer potestad sobre lo que creen los demás.

Los bautistas declaran que toda persona debe gozar de la libertad de poseer, leer, y interpretar la Biblia por si misma. A la luz de la vida y las enseñanzas de Jesús, los bautistas insisten en que la fe no puede ser forzada y nadie lo debe intentar. Tampoco se le debe imponer a otra persona una interpretación particular de la Biblia.

Interpretando las enseñanzas bíblicas

¿Hay peligro en declarar que todo creyente debe gozar de libertad para interpretar la Biblia por si mismo? Claro que sí hay peligro; interpretaciones extrañas, aún raras, podrían resultar porque no todas las personas tienen el mismo grado de madurez en su crecimiento cristiano ni tampoco son iguales en su conocimiento de los principios de interpretación bíblica.

Sin embargo la alternativa es aún más peligrosa: el creer que unas cuantas personas tienen la autoridad para determinar lo que la Biblia enseña. Después de todo, ¿quién tiene autoridad para colocar tal responsabilidad en manos de otra persona o grupo? Es más, los eruditos bíblicos difieren ampliamente en sus interpretaciones de algunas partes de la Biblia. ¿Quién es el que determina cuáles interpretaciones son ciertamente las correctas?

¿Quiere decir esto que una persona está en libertad para creer cualquier cosa que quiera acerca de la Biblia y sus enseñanzas? Los bautistas declaran que las personas tienen libertad para hacerlo, pero esto no quiere decir que toda interpretación sea la correcta. Los bautistas enfatizan que un sentido serio de responsabilidad acompaña esta libertad de interpretar la Biblia. Las personas deben estudiar la Biblia con oración y humildad, dependiendo de la guía del Espíritu Santo. Las interpretaciones de la Biblia deben ser compartidas en comunión con otros creyentes para obtener entendimiento.

Conclusión

Los bautistas difieren en muchas maneras en cuanto a la Biblia. Sin embargo, cuando los bautistas difieren sobre ciertas doctrinas o prácticas, usan la Biblia para dar autoridad a su posición, no otra fuente. Por lo tanto, aunque los bautistas puedan estar en desacuerdo sobre lo que la Biblia enseña acerca de ciertas prácticas y doctrinas, estamos de acuerdo con que la Biblia sea nuestra única y máxima autoridad escrita para la fe y práctica.

“Creemos que las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamentos son reveladas por Dios, y que contienen el único sistema verídico de la fe y práctica.”
De los Artículos de fe adoptados en Texas en 1840 por la UBA.